La interpretación en la OSCE
LA INTERPRETACIÓN DE CONFERENCIAS
La interpretación de conferencias es un trabajo relativamente desconocido incluso para los que trabajan con intérpretes. Todo el mundo sabe qué existe una profesión con ese nombre pero pocos saben cómo se forman o cómo realizan su trabajo los intérpretes y cuáles son las modalidades de interpretación o las dificultades que encuentran al interpretar. A los intérpretes se les suele llamar “traductores”. En sus acreditaciones en algunas conferencias fuera de Viena se lee organizer, secretariat, translator pero no siempre interpreter.
Si la OSCE o cualquier otra organización internacional tiene un reglamento, las reuniones multilingües con intérpretes también lo tienen. Es un reglamento no escrito cuyo incumplimiento dificulta o imposibilita la comunicación. Como veremos más adelante, la mayor parte de sus normas también son de cumplimiento obligado en cualquier reunión sin intérpretes en la que se usen auriculares y micrófonos. Algunas organizaciones internacionales proporcionan a los delegados cuando llegan un folleto para familiarizarles con el trabajo en reuniones con intérpretes o tienen una ciberpágina en la que se dan todo tipo de detalles (véanse enlaces en el último punto). Otras, no. En este artículo, intentaremos despejar algunas de las dudas que los delegados en conferencias internacionales tienen sobre el trabajo de y con los intérpretes y lo comentaremos con detalle en beneficio de la comunicación entre los delegados.
Creemos que lo que viene a continuación es información básica que todo delegado en conferencias internacionales debe conocer. La transparencia y la información mejoran la comunicación y disipan posibles malentendidos contribuyendo así a alcanzar el objetivo final de cualquier organización. Huelga decir que solo el que suscribe es responsable del contenido del artículo y que no refleja la opinión de todos los intérpretes de la OSCE o de los de cualquier organización. De hecho sobre algunas de las cuestiones que aquí se plantean, hay opiniones encontradas entre los mismos intérpretes.
1.¿Cuántas lenguas extranjeras domina un intérprete? ¿Qué son las lenguas A, B y C de un intérprete? ¿Qué es la combinación lingüística?
A algunos les sorprenderá saber que la cualidad más importante de un intérprete es un conocimiento excelente de su lengua activa, a la que se suele denominar lengua materna pero que no siempre es la lengua de la madre del intérprete sino la lengua que mejor conoce porque es la lengua de su infancia, de la enseñanza media, porque ha realizado en ella sus estudios universitarios o por otras razones. Como media, los intérpretes trabajan desde otras tres lenguas hacia esa lengua fuerte. Algunos desde dos y otros desde cuatro o más. El intérprete tiene que entender todo lo que se dice en esas lenguas de trabajo. Algunos intérpretes no dominan activamente esas otras lenguas. No saben escribir en ellas, no las hablan o tienen un fuerte acento. Eso no es óbice para que sean excelentes intérpretes siempre que las entiendan a la perfección.
La lengua A es esa lengua fuerte hacia la que trabaja el intérprete. Algunos intérpretes tienen dos lenguas A. La lengua B es una lengua activa que se ha estudiado en la escuela o en la universidad en la que se posee un nivel parecido al de la lengua A sin ser lengua de nacimiento o lengua fuerte y hacia la que el intérprete puede trabajar desde su lengua A. Las lenguas C son aquellas que el intérprete entiende y que interpreta hacia su lengua A. En cabina, se suele trabajar de lengua C a lengua A. La combinación lingüística es la suma de las lenguas de trabajo y la lengua activa del intérprete. Por ejemplo, la lengua A del que suscribe es el español; la B, el francés porque en ella hice mis estudios universitarios y las C, inglés, italiano, neerlandés y ruso.
2.¿Cuáles son los modos de interpretación?
En la interpretación consecutiva, el intérprete escucha un discurso en una lengua B o C, toma notas o memoriza sobre la marcha el discurso, y cuando el orador ha acabado lo reproduce en una lengua A o B. Se practica, principalmente, durante encuentros bilaterales, visitas y comidas oficiales, y en general, cuando se pronuncian discursos en actos en los que sólo se trabaja con dos idiomas. Fue desplazada definitivamente en conferencias multilingües con motivo de la celebración de los juicios de Nuremberg entre noviembre de 1945 y septiembre de 1946.
La interpretación simultánea consiste en la transmisión oral hacia una lengua A o B de un mensaje pronunciado en otra lengua (A, B o C). El intérprete está en una cabina insonorizada y escucha a través de sus auriculares un discurso. Con un ligero desfase que depende de la lengua de partida (necesario para entender el mensaje puesto que para interpretar hay que entender y no traducir palabra a palabra), el intérprete reproduce el discurso en la lengua A.
La traducción a la vista consiste en la transmisión en una lengua A o B de un mensaje escrito en lengua A, B o C. El intérprete dispone del discurso que el orador está pronunciando y lo reproduce en su lengua fuerte. La interpretación en susurro se hace cuando solo hay uno o varios oyentes y el intérprete se sitúa a su lado trabajando exclusivamente para él o ellos como si trabajara en cabina pero sin auriculares o micrófono. Es un trabajo más agotador que el de cabina. En la OSCE, se trabaja en interpretación simultánea y en traducción a la vista.
Desgraciadamente se recurre a la interpretación indirecta frecuentemente cuando no queda más remedio como en el Parlamento Europeo porque todas las lenguas de la Unión Europea (23) son oficiales y es imposible cubrirlas todas en todas las cabinas pero también cuando se podría evitar como en la ONU porque solo hay seis lenguas oficiales. En una organización como la OSCE, sea en las reuniones de su Asamblea Parlamentaria o en las de Viena, no debería recurrirse en ningún caso a la interpretación indirecta puesto que dos intérpretes pueden cubrir perfectamente las seis lenguas oficiales. El artículo 1.3 de las normas profesionales de la Asociación internacional de intérpretes de conferencia estipula que “se formarán los equipos de intérpretes de tal manera que se evite el uso sistemático de la interpretación indirecta”. Es un artículo que se infringe a diario en las grandes organizaciones internacionales y en las conferencias con intérpretes lo que no beneficia a los oyentes o a la comunicación entre delegados.
¿Por qué es desaconsejable la interpretación indirecta? Porque implica una pérdida de calidad y fidelidad al discurso original, y necesariamente viene acompañada de errores; porque los factores que dificultan la interpretación (una intervención en una lengua que el orador no domina y en la que hay errores de pronunciación, sintácticos o semánticos; la lectura de un discurso preparado sea técnico o no; una intervención a alta velocidad, la mala calidad del sonido que llega por los auriculares, etc) se multiplican por dos y, por consiguiente, también se multiplica la posibilidad real de cometer errores. El segundo intérprete transmitirá un mensaje incorrecto puesto que a los errores del primero añadirá los suyos propios.
Para comprobar la veracidad de mi afirmación anterior, basta con comparar la traducción escrita de un discurso original con la transcripción de lo dicho por el intérprete que ha trabajado en modalidad de interpretación indirecta. El lector se sorprenderá de la cantidad de errores e imprecisiones que encontrará independientemente de la calidad de los dos intérpretes en cuestión y mientras más difícil sea el discurso original, menor la calidad del intérprete o se reúnan más circunstancias que dificultan su trabajo (véase el apartado 7), más errores habrá.
3.¿Cuándo se emplearon por primera vez en una conferencia internacional la interpretación consecutiva y la simultánea?
Aunque algunos autores apuntan a su uso en conferencias anteriores, todo parece indicar que la interpretación consecutiva empezó a emplearse oficialmente en 1918 durante la conferencia de paz de París tras la primera guerra mundial. Hasta entonces, la lengua oficial de la diplomacia había sido el francés, la sede de la conferencia era Francia y además este país había sido uno de los más afectados por la guerra pero EEUU se opuso a que se hablara solamente en francés. El inglés y el francés fueron designadas lenguas cooficiales y hubo que interpretar todas las intervenciones oficiales en consecutiva y traducir todos los documentos entre una y otra lengua. Posteriormente, su uso se extendió a las organizaciones internacionales de la época, principalmente a la Sociedad de Naciones.
El método de interpretación consecutiva en la Sociedad de Naciones resultaba lento al exigir que se repitiera en el otro idioma oficial el discurso pronunciado en uno de los dos idiomas oficiales. Esa situación llamó la atención de un hombre de negocios de Boston, Edward Filene que había asistido a reuniones de la Sociedad de Naciones y propuso a su secretario general en 1924 que se usara un sistema de interpretación simultánea. El profesor británico Gordon-Finlay fue el inventor de ese sistema. El sistema no ha cambiado demasiado desde entonces salvo que en aquel entonces las palabras del orador las debía tomar un estenógrafo en cada cabina de interpretación y el intérprete trabajaba traduciendo la escritura estenográfica. Se trataba de un intento de traducción a la vista porque no se concebía la posibilidad de que el intérprete pudiera escuchar y hablar al mismo tiempo. Tras varias pruebas, se rechazó la idea en la SDN porque el comité que la estudió llegó a la conclusión de que los delegados no querrían ponerse auriculares, de que habría confusión entre el público porque se aplaudiría a destiempo y de que los errores de traducción no podrían ser corregidos por el orador como se hacía en consecutiva.
Filene tuvo más suerte con la OIT y los primeros ensayos se realizaron en la Conferencia Internacional del Trabajo en 1925. Sus conclusiones (que siguen siendo válidas hoy día), entre otras, fueron las siguientes:
1.”Se observó que, como media, treinta minutos seguidos de trabajo era el tiempo máximo durante el cual se podía hacer una traducción satisfactoria; después de ese tiempo se corría el riesgo de que los resultados se deterioraran debido al cansancio del intérprete”.
2.“Se observó que el trabajo se podía facilitar mucho mediante el suministro de ejemplares escritos de los discursos preparados. Por ello se sugiere que se exija oficialmente en todas las reuniones un número suficiente de ejemplares, o sea, uno por idioma al que se vayan a interpretar las intervenciones de los oradores que tengan discursos preparados, al menos con una hora de antelación.”[1]
Paralelamente, se realizaban experimentos también en la URSS. El primer experimento de simultánea según los datos de que disponemos se realizó en 1928 durante el VI congreso de la Internacional Comunista y en 1933 ya se trabajaba con cabinas y auriculares en la sesión plenaria de la Ejecutiva de la Internacional Comunista con inglés, francés, alemán y ruso.
Pero el verdadero pistoletazo de salida a la simultánea a gran escala se dio en el juicio de Nuremberg. Los participantes en el proceso eran juristas, militares, acusados y testigos, casi todos monolingües, que necesitaban intermediarios lingüísticos para entenderse. El juez Jackson de EEUU propuso a los magistrados de los países aliados probar el sistema de interpretación simultánea y estos aceptaron su iniciativa. El desafío técnico se resolvió con los equipos Filene-Finlay, cuya patente había adquirido IBM. Se trabajó en condiciones muy primitivas si se las compara con las actuales (un micrófono para tres intérpretes que solo interpretaban desde un idioma y sin cabinas insonorizadas). Desde entonces, la interpretación simultánea se ha convertido en un elemento habitual del paisaje de las organizaciones internacionales y ahora los intérpretes no trabajan desde un solo idioma sino, salvo excepciones, como norma general desde tres y más.
4.¿Cómo se forma a un intérprete?
En las buenas escuelas de interpretación se da una formación universitaria general (derecho, economía, historia, arte, filosofía y por supuesto lenguas) de cuatro o cinco años de los que al menos dos son cursos de formación práctica en interpretación consecutiva y simultánea y en traducción a la vista. También se dan maestrías de un año de duración a licenciados universitarios que demuestren sus conocimientos de lenguas. Las organizaciones internacionales siempre han apoyado No hace mucho, la ONU y la Unión Europea formaban a licenciados universitarios con buen conocimiento de lenguas extranjeras tras cursos de seis meses de interpretación simultánea por lo que hoy día muchos intérpretes tienen formación de médico, ingeniero, economista o jurista.
5.¿Cómo se prepara un intérprete para una conferencia?
El trabajo de un buen intérprete no se limita al tiempo que pasa en cabina. Su preparación general consiste en estar al tanto de la actualidad nacional e internacional, leer periódicos, ver noticias en televisión porque un requisito para interpretar es entender. El intérprete no es una máquina que traduce palabra a palabra y, de hecho, no se traducen palabras sino ideas. De modo, que si no entiende el tema de la reunión o del discurso, difícilmente conseguirá interpretar. Además, un intérprete puede pasar su vida profesional añadiendo nuevos idiomas a su combinación lingüística y perfeccionando los que ya forman parte de ella.
La preparación concreta consiste en conocer bien el tema que se tratará en la conferencia. En concreto, en la OSCE, el intérprete debe haber leído en su lengua activa los tratados (FACE y Cielos Abiertos) y otros documentos (Documento de Viena, de Copenhague, etc) además de leer los mismos documentos que se distribuyen a los delegados en cada reunión. El intérprete en la OSCE suele haber confeccionado listas de vocabulario y de siglas para cada una de sus lenguas de trabajo.
Sin embargo, la mejor preparación es la lectura del discurso. Si tenemos el discurso por anticipado, posteriormente aunque el orador lo transforme, añadiendo o eliminando párrafos, un intérprete de calidad media puede dar garantías de que reproducirá el texto original con fidelidad total pues ha tenido tiempo para conocerlo y detectar las dificultades.
6.¿Por qué los intérpretes piden los discursos escritos?
El intérprete realiza un trabajo oral y debería limitarse a la traducción “oral” de un discurso espontáneo o la traducción a la vista de un discurso escrito. La traducción es un trabajo escrito. El traductor tiene todo el tiempo del mundo para realizar su trabajo. El intérprete, menos de un segundo. No se puede pedir a un intérprete que en ese breve lapso de tiempo reproduzca un discurso en su lengua activa con la misma calidad o precisión que tiene el que ha escrito un experto (diplomático, jurista, economista, militar, etc) en su campo de especialidad. Sin embargo, algunos lo saben hacer. En cualquier caso, nadie conoce todo el vocabulario que figura en un diccionario de la lengua propia. Cuanto más de una lengua extranjera. Se puede hacer una prueba con resultados aproximados tomando el diccionario monolingüe de la lengua propia, y eligiendo unas 20 o 30 páginas y señalando las entradas que uno conoce. Después se harán las correspondientes operaciones aritméticas teniendo en cuenta el número total de páginas del diccionario y la cantidad de palabras que contiene cada página y el total de ellas en el diccionario y se podrá deducir el porcentaje de palabras que una persona conoce en su propia lengua con un margen de error tolerable. Aún así, el número real de significados conocidos será menor porque en muchas entradas hay varias acepciones. Así pues, en cualquier discurso puede aparecer una palabra desconocida. Un diccionario de uso de cualquier lengua contiene decenas de miles de palabras y un orador puede usar en cualquier momento cualquiera de ellas. Si se multiplica esa cifra por el número de lenguas de trabajo del intérprete, es imposible que el total resultante sea conocido por ningún intérprete. De hecho, como ya hemos dicho, nadie por muy culto que sea conoce todas las palabras de la propia lengua. El disponer de ese discurso aunque sea con unos minutos de antelación permite solucionar el posible problema. En realidad, la experiencia muestra que es difícil que si el intérprete es de calidad media y conoce el tema surja esa palabra desconocida. El académico español Emilio Lorenzo demostró hace unos decenios que el núcleo básico de cualquier idioma lo constituyen entre tres y cuatro mil palabras y que conociéndolas se conoce el 90% del vocabulario que puede aparecer en cualquier texto.
El intérprete no pide los discursos de los oradores por capricho. Lo hace porque es vital para la calidad de su trabajo y para que haya buena comunicación entre los delegados. Se puede trabajar sin ellos pero el agotamiento es mayor y más rápido, y en función del intérprete puede haber imprecisiones porque a la naturaleza más complicada de la lengua escrita se une la velocidad con que se lee ya que el delegado no tiene que pensar lo que va a decir. Sin embargo y a pesar de que la OSCE ocupa un lugar destacado entre las organizaciones internacionales por el porcentaje de discursos que distribuye sobre el total de discursos pronunciados, no se cumplen todas las condiciones que permitan al intérprete realizar su labor en condiciones óptimas. No todas las delegaciones suministran sus discursos al servicio de documentación.
En la OSCE, hay seis cabinas que corresponden a las seis lenguas oficiales de la OSCE: alemán, español, francés, inglés, italiano y ruso. Lo habitual es que si un delegado tiene un discurso escrito preparado, lo entregue con la debida antelación al servicio de documentación que hará 12 fotocopias, dos para cada cabina. A veces, los delegados entregan ya todas las fotocopias del discurso al servicio justo antes del principio de la reunión. Alguna vez, noshan llegado los discursos después de haber sido pronunciados. Es lógico que eso suceda en una reunión ministerial si, por ejemplo, los 56 discursos de los ministros llegan media hora antes del comienzo de la reunión. El servicio de documentación no dará abasto.
7.¿Cuáles son las dificultades de la interpretación?
Las principales dificultades a las que se enfrenta un intérprete en su trabajo son la calidad[2] del sonido que recibe a través de sus auriculares, la lectura rápida por el orador de un texto escrito que no ha facilitado previamente a los intérpretes. También puede surgir dificultades terminológicas, relacionadas con la complejidad técnica del texto, fáciles de solucionar con una buena preparación. Los problemas de sonido hacen que a veces no oigamos u oigamos mal lo que dicen los oradores y por consiguiente que no podamos interpretar bien. La velocidad excesiva dificulta la comprensión y por ende la interpretación y si además se combina con la lectura de un texto escrito puede dificultarla enormemente y hacer que la calidad se resienta. Algunos de los problemas que enumeramos a continuación no solamente obstaculizan la labor del intérprete y pueden provocar una interpretación insatisfactoria sino incluso la comprensión del mensaje por un oyente que escucha en directo el mensaje original.
¿Qué dificultades acústicas encontramos durante nuestro trabajo? Las interferencias de los teléfonos móviles de los oradores. La mala calidad del sonido cuando un orador habla al lado del micrófono estando este colocado hasta cincuenta centímetros a su derecha o a su izquierda en vez de hablar directamente al micrófono. También suele suceder que el orador hable mirando hacia la persona a la que se dirige o en dirección a la presidencia y no al micrófono. La calidad del sonido en tal caso es mediocre y aún aumentando el volumen puede haber problemas de comprensión. A veces cuando un orador concluye su intervención no apaga el micrófono que recoge ruido ambiental durante la intervención del siguiente orador. Si se coloca el auricular junto al micrófono crea interferencias o pitidos. Algunos oradores hablan tan cerca del micrófono que crean distorsiones acústicas. Otros elevan mucho la voz recién encendido el micrófono o dan golpes al micrófono para comprobar si se oye bien. Hay oradores que se ponen a tocar objetos mientras hablan, a manipular el botón del bolígrafo, a pasar páginas de un libro o documento. Otros tosen directamente en el micro, escriben en su ordenador junto a un orador que interviene en ese momento o se ponen a hablar con el delegado sentado junto a alguien que hace uso de la palabra. El micrófono recoge y amplifica enormemente cualquier sonido por pequeño que sea con lo que se perturba la comunicación. A veces las cabinas no están completamente insonorizadas y escuchamos al compañero de la cabina de al lado o tenemos que abrir la puerta porque funciona mal la calefacción o el aire acondicionado y en el pequeño espacio de la cabina nos morimos de calor o de frío.
Las dificultades lingüísticas son las relacionadas con los siguientes factores: conocimiento insuficiente de la lengua en que se interviene que no es la lengua activa del orador. Suele suceder que en realidad pronuncia palabras existentes en la lengua inglesa que no son las que él quería decir. Por ejemplo: se quiere decir “Norway” y se pronuncia “no way”; “Thank you to the Czech government y se dice “Thank you to the cheek government”; “I will inform you now about our team” cuando se quería decir “theme O “father discussions” en vez de “further discussions”. En casos así, no es difícil equivocarse y no se puede imputar el error al intérprete puesto que si se hubiera facilitado el discurso no habría habido error. Hay oradores que no acaban las oraciones por motivos diversos. También puede haber problemas de sintaxis e incluso semánticos en un discurso que dificultan la comprensión hasta tal punto que un nativo de la lengua en que se interviene no entiende el mensaje. Si un orador dice “Organisation non organisationnelle” ¿qué debe traducir el intérprete? A veces es inevitable por la razón mencionada arriba intervenir en una lengua que no es la propia pero suele pasar que, por distintas razones, un orador pueda hablar en su lengua activa que es oficial en la organización y no lo haga. Esta es una razón más para que se distribuya el discurso a los intérpretes. Los chistes, proverbios y vídeos causan dificultades especiales: no todo se puede traducir en simultánea. No siempre se puede traducir poesía, unos versos de Pushkin o Shakespeare por ejemplo (a menos que los conozcamos de antemano). Además, un intérprete no es una enciclopedia. A veces, no se puede transmitir el mensaje implícito en un chiste por diferencias culturales, porque se basa en un juego de palabras o en chanzas fonéticas. Los proverbios son categoría aparte. La mayoría sí se pueden traducir. Por supuesto, si el intérprete los conoce. Personalmente, en primer lugar los traduzco literalmente y después doy el equivalente español para evitar malentendidos o referencias posteriores. No siempre se puede interpretar un video con precisión en el que hay música de fondo o sonido ambiental porque dificulta la comprensión. En esos casos, se debe proporcionar el guión a los intérpretes. Tienen mucha dificultad las citas literales de tratados, códigos penales o de la Biblia. Tengo un ejemplar de esta última en cabina así como de los tratados y de los códigos penales de varios países.
Categoría aparte son las dificultades creadas por los oradores. Si no se lee un discurso, la velocidad no debe ser un problema porque al hablar se piensa y por consiguiente, no se pronuncian demasiadas palabras por minuto. Se puede interpretar sin problemas incluso a aquellos que hablan muy rápido pero si se lee, es otra cosa. Por lo general, la entonación del lector no es natural porque no está pensando y suele pronunciar muchas más palabras por minuto que si hablara espontáneamente.
Los presidentes de reuniones o grupos de trabajo suelen repetir a menudo e incluso comunicar por escrito a los oradores que faciliten los textos de sus intervenciones al servicio de documentación que está enfrente de la salida de Neuer Saal para que allí se fotocopie y se distribuya a los intérpretes pero el porcentaje de discursos distribuidos sobre los pronunciados nunca supera el 50% aunque hay algunas delegaciones muy sensibilizadas que lo hacen en el 99% de los casos. Además, en algunos seminarios, los presidentes para “hacer posible el libre flujo de ideas y facilitar el trabajo de nuestros intérpretes” piden a los oradores que no pronuncien discursos sino que expongan oralmente sus ideas pero si un orador invitado tiene su discurso preparado, difícilmente va a renunciar a leerlo aunque se le repita cien veces. Los intérpretes entienden que algunas intervenciones son el fruto de reuniones de consenso y que un orador que representa a un grupo de países no puede dejar de leer ese texto (que por lo general se suele distribuir).
En principio no debe haber dificultades terminológicas para un buen intérprete que además sea concienzudo en su labor. Con una buena preparación y si los delegados distribuyen sus discursos, no deben existir problemas terminológicos salvo cuando el término no está en los diccionarios porque es un neologismo. Alguna vez, hemos tenido que traducir palabras inglesas técnicas que no están todavía ni siquiera en los diccionarios de Oxford o Webster. Otra razón más para que se distribuyan los discursos. Es por el bien de todos. El hecho de que en organizaciones como la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas de La Haya se de una charla preparatoria a las conferencias a los intérpretes y que en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se de un día a los intérpretes para preparar los expedientes testimonia de que algunas organizaciones internacionales son plenamente conscientes de la importancia de que el intérprete conozca bien el tema de la reunión para poder realizar en condiciones óptimas su labor. Al contrario de lo que suelen pensar los no intérpretes, para muchos intérpretes, una reunión técnica es más fácil que una política puesto que en la primera todo consiste simplemente en prepararse bien, en conocer un vocabulario limitado cosa que no sucede en una reunión política en la que el orador puede ejercer sus dotes oratorias y emplear cualquier palabra del diccionario. En tal caso, es importante la cultura general del intérprete y el dominio de su lengua materna.
En algunas organizaciones internacionales se preparan glosarios temáticos que se ponen a disposición de los intérpretes. En la OSCE, algunos intérpretes hemos ido confeccionando con el tiempo y la experiencia nuestra propia lista de siglas de uso habitual o nuestro propio léxico.
De especial dificultad son las siglas, las cifras y los nombres extranjeros. La mente humana no puede descifrar las dos primeras a velocidad de interpretación (salvo los números simples y las siglas muy habituales). Por eso algunos solemos tener a mano en cabina una lista de siglas de uso habitual y las cifras las escribimos al oírlas para reproducirlas a continuación. En cuanto a los antropónimos o topónimos extranjeros, sucede lo mismo y hay que tener un cuidado especial si no son conocidos. De ahí, la importancia de conocer la actualidad internacional o de disponer de los documentos de referencia de la reunión.
El intérprete debe tener visión completa de la sala de conferencias y del orador. A veces, por inadvertencia, algunos delegados se sitúan de pie frente a una cabina y tapan la visión de la sala.
8. ¿Cuál es la diferencia entre un intérprete permanente y un independiente? ¿Qué es un jefe de equipo y qué es un jefe de cabina?
En las organizaciones internacionales, suele haber dos tipos de intérpretes: los permanentes y los independientes o no permanentes. Los primeros son los que trabajan permanentemente para una organización internacional y tienen estatuto de funcionario internacional tras haber aprobado un concurso-oposición. Los segundos son aquellos a los que recurre esa organización cuando hay más reuniones de las previstas y no se pueden cubrir con la plantilla habitual. La ventaja de los permanentes es que están familiarizados con los temas que se tratan y con la manera de hablar y los acentos de los oradores habituales. En el Parlamento Europeo, por ejemplo, los informes de los diputados se tratan en primer lugar en los grupos políticos, después en las comisiones parlamentarias y por último en la sesión plenaria. En las dos primeras fases, casi todas las reuniones se suelen cubrir exclusivamente con permanentes. En la última fase, se recurre también a independientes. Todos los colegas coinciden en que por su conocimiento del tema y del vocabulario los permanentes están mejor preparados que aquellos que llegan a la semana de plenos (durante la que también se celebran reuniones de delegaciones y comisiones) sin haber estado en las dos anteriores. Por otra parte, es lógico que muchos intérpretes independientes aspiren a un mejor sueldo y a los privilegios de un funcionario internacional (escuela gratuita para sus hijos, seguridad social y pensión) y que una organización que solo cuente con intérpretes independientes corra el riesgo de perder a los mejores y más preparados.
El jefe de cabina (inglesa, francesa, española, etc) suele ser un intérprete permanente que responde de la calidad de la interpretación en su cabina verificando regularmente el trabajo de los intérpretes no permanentes de esa lengua o de los recién llegados en periodo de prueba. En algunos servicios de interpretación como el SCIC (Servicio común de interpretación de conferencias) de la Comisión europea, los intérpretes permanentes suelen escribir regularmente informes sobre los no permanentes tras escucharles trabajando. Por consiguiente, existe control de calidad. Jefes de cabina los hay en organizaciones grandes como el servicio de conferencias del Parlamento Europeo, el de la Comisión Europea o el de la ONU pero también en otras pequeñas, de dimensiones comparables a la OSCE por el número de reuniones que celebran, como la FAO, donde suele haber uno o dos permanentes por cabina y se recurre cuando es necesario a autónomos. Recordemos que solo un intérprete experimentado y con lengua A puede verificar la calidad de un nuevo intérprete de esa misma lengua A. Las delegaciones por ejemplo pueden intentar verificar la calidad de la interpretación y observar algún error de fondo. Pero a menos que el verificador esté cualificado por ser él mismo intérprete y tener la misma combinación lingüística, no podrá emitir un juicio cualificado. En la OSCE no hay ni intérpretes permanentes ni jefes de cabina.
El jefe de equipo es un intérprete que representa a sus compañeros de todas las cabinas en una reunión concreta y actúa de enlace con la presidencia. En algunas organizaciones, la lista de intérpretes de todas las cabinas está colgada en un lugar visible para los participantes en una reunión concreta y el nombre del jefe de equipo está subrayado.
9.¿Se equivocan los intérpretes? ¿Qué pasa si un intérprete no conoce una palabra de un discurso?
Los errores que puede cometer un intérprete dependen de factores diversos pero principalmente de su calidad profesional y del nivel de dificultad de la reunión. Sin embargo, la mayor parte de los errores en la interpretación (que por cierto suelen pasar inadvertidos) son provocados por factores que no deberían estar presentes en situación de normalidad, que son ajenos a ellos y que hemos enumerado en la pregunta nº 7. Algunos de estos factores son los siguientes: mala calidad del sonido y no distribución previa de un discurso escrito, contratación de intérpretes no cualificados; falta de preparación; contratación de un intérprete que trabaja en modo indirecto; incomprensión por el intérprete del mensaje en lengua original y uso de extranjerismos que no ha sabido traducir a su lengua activa. No podemos dejar de mencionar el intrusismo profesional como en el caso de Euronews o el déficit estructural como en la ONU. En Euronews se llevó al pie de la letra la práctica del ahorro y el resultado fue vergonzoso. Hay quien piensa que el trabajo del intérprete (y el del traductor) lo puede hacer cualquiera que conozca varios idiomas y por esa razón se producen situaciones desagradables que empañan el prestigio de la profesión aunque no sean intérpretes los responsables. Recuerdo estar viendo Euronews en versión española durante la primera guerra del golfo. Se discutía en la ONU el posible ataque a Irak. Escuché intervenciones en directo como la del ministro de exteriores de Francia y la del ministro de defensa de EEUU. Toda la interpretación al español fue un desastre pero la de este último fue vergonzosa. Durante su discurso, se sucedieron hasta cuatro “intérpretes” que proferían sucesiones de sonidos sin sentido y se quedaban callados sin saber que decir. No eran intérpretes. En la ONU, las cabinas árabe y china tienen un estatuto diferente del de las demás pues trabajan hacia su lengua y desde su lengua cuando una regla no escrita en la interpretación de conferencias es que se debe trabajar solo hacia la lengua activa aunque, todo hay que decirlo, hay contadas y honrosas excepciones.
En el primer caso, se usurpa y menosprecia un trabajo y una profesión y se pone a desempeñarla a representantes de otra profesión que no están preparados para realizar la primera con el esperado ridículo resultado y con la consecuencia inevitable de déficit de comunicación. En el segundo, una situación que surgió por razones de necesidad hace muchas décadas cuando no había intérpretes de una determinada combinación lingüística se ha prolongado hasta nuestros días sin buscarle solución. A saber, que cuando cualquier intérprete sabe que dos reglas básicas de la profesión son no recurrir a la interpretación indirecta y no traducir en cabina hacia una lengua extranjera, en la ONU se ha institucionalizado esa práctica. Se podrá decir que un intérprete de cabina árabe o china que trabaja al inglés o al francés o excepcionalmente al español lo hace de manera impecable y en algunos casos, y puedo dar testimonio de ello, es cierto. Pero también lo es que no siempre es así y que al trabajar hacia la lengua extranjera todas las demás cabinas se ven obligadas a trabajar en interpretación indirecta. Es decir, si un delegado chino interviene en su lengua, la cabina china interpretará por lo general al inglés y todas las demás cabinas (árabe, española, francesa y rusa) deberán conectarse en interpretación indirecta al inglés. Lo mismo es de aplicación a los discursos en árabe.
Puede suceder que un intérprete no conozca una palabra que aparece en un discurso, cosa que raramente sucede pero que puede ocurrir principalmente en discursos escritos porque en ellos la riqueza del vocabulario y la complejidad sintáctica es mayor que en un discurso espontáneo. ¿Conocemos todo el vocabulario del diccionario? Evidentemente no aunque algunos lo den por hecho. Nadie lo conoce. ¿Conocen los médicos todas las enfermedades y su tratamiento? No. Pero pueden prepararse tras haber examinado al enfermo, si son responsables y quieren hacer bien su trabajo. ¿Conocen abogados, fiscales o jueces toda la legislación de su país? Por supuesto que no y no hablemos de la internacional. Para eso está la preparación y la formación continua, y por supuesto, distribuir un discurso con antelación ayuda a evitar el posible error. En el raro caso de que eso suceda, unas veces el compañero sí conoce el término desconocido y lo apunta. En otros, se puede deducir su significado del contexto. En terceros, lo dejo a la imaginación del lector…
Por último, al contrario de lo que algunos piensan, una reunión técnica es más fácil que una política puesto que la primera se puede preparar y el vocabulario es limitado mientras que en la segunda influyen las dotes oratorias del delegado y la posibilidad de que el discurso incluya chistes, anécdotas, referencias culturales bíblicas o literarias. Un papel muy importante en tal caso lo desempeña la cultura general del intérprete que tiene que estar a la altura de la del orador.
10.¿Es cierto que los intérpretes trabajan por medias horas? Por qué hay que acabar a las tres horas de empezar una reunión con intérpretes?
Los intérpretes trabajamos media horas y nos vamos turnando con el colega pero en función de nuestra combinación lingüística podemos traducir discursos durante la media hora del colega. Por ejemplo, si mi combinación en cabina española es ruso, francés, italiano e inglés y la de mi colega, francés, inglés, italiano y alemán, cuando hablen ruso en su media hora, interpretaré yo y cuando hablen alemán en mi media hora interpretará él o ella. No es un capricho de los intérpretes ni una cuestión contractual. La interpretación exige una concentración muy intensa que agota a cualquier persona por mucha experiencia o muy buenas condiciones físicas que tenga. Por eso, los intérpretes trabajan en parejas. Se ha demostrado mediante estudios científicos que después de esa media hora seguida de trabajo, la concentración decae y la calidad de la interpretación se resiente. El intérprete puede acabar con dolor intenso de cabeza si trabaja más de cuarenta y cinco minutos seguidos o tras una sesión (aún en pareja) de más de tres horas. La duración de tres horas para una sesión de trabajo es norma habitual no solo en la OSCE sino también en la ONU y en otras organizaciones internacionales.
11.¿Qué normas debe respetar un orador en una conferencia internacional para garantizar la transmisión de su mensaje?
No se trata de que hable despacio o de que no hable rápido. El orador en un debate o en una intervención no escrita puede hablar como quiera, con su cadencia habitual. Los intérpretes están formados para poder reproducir su discurso. El problema surge cuando está leyendo un discurso escrito. Todos tenemos la tendencia a pronunciar más palabras por minuto cuando leemos (porque no tenemos que pensar) que cuando hablamos. Además, la estructura sintáctica de un texto escrito que una persona culta ha preparado con todo el tiempo que ha necesitado es mucho más complicada que la de un discurso espontáneo o un diálogo y la riqueza de vocabulario mayor en el primer caso. El leer rápido un texto escrito que no se ha facilitado al intérprete dificulta el trabajo de este último y deteriora el resultado final y por ende la comunicación. Suponemos que tampoco debe ser fácil para otros delegados tomar nota a esa velocidad. Algunos quieren leer muy rápido para que les de tiempo a decir todo lo que han escrito (en el PE se ven casos extremos cuando representantes de partidos políticos minoritarios solo disponen de un minuto de tiempo de palabra y pretenden leer textos de una página o más). Algunas organizaciones internacionales publican en sus ciberpáginas artículos con consejos para oradores en conferencias internacionales.
En resumen, ¿qué debería hacer un delegado para estar seguro de que su mensaje es transmitido correctamente? Apretar el botón del micrófono y asegurarse de que el piloto, si lo hay, está encendido antes de ponerse a hablar; hablar directamente al micrófono, ni muy cerca ni muy lejos, y no tocarlo; hablar a un ritmo razonable; intentar siempre que sea posible hablar espontáneamente y no leer un discurso. En el último caso, suministrar una copia con antelación al servicio de interpretación; cuando hable, dejar los auriculares lejos del micrófono para evitar pitidos y poner el teléfono móvil en modo vibración o silencio si no lo ha apagado.
12.¿Cómo trabajan los intérpretes en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa?
Los delegados que trabajan habitualmente en la OSCE saben que, en función del día de la semana, tenemos reuniones militares (Grupo Consultivo Conjunto y Comisión Consultiva Cielos Abiertos), politicomilitares (Foro de Cooperación sobre Seguridad), políticas (Consejo Permanente y reuniones ministeriales) y seminarios exteriores sobre temas variados (informática, drogas, terrorismo, sociedad civil, etc). Dependiendo del día, los intérpretes suelen llegar media hora antes del comienzo de la reunión para leer los documentos que el servicio de documentación ha distribuido previamente. Algunos días, sobre todo cuando hay seminarios exteriores, algunos llegamos una hora antes si sabemos que va a haber muchos discursos. Raramente se nos distribuyen documentos o discursos con mayor antelación. Por eso, cuando un colega trabaja en su media hora, el compañero está preparando los discursos que se pronunciarán a continuación o escuchando el debate.
Los intérpretes, no solo de la OSCE sino de cualquier organización internacional, trabajan un máximo de siete sesiones semanales de un total de diez posibles (cinco mañanas y cinco tardes) que en caso de necesidad se pueden alargar a ocho o más siempre que la semana posterior se trabaje menos de siete para compensar. El motivo principal es el agotamiento. Existen estudios médicos (ver www.aiic.net) y la experiencia práctica demuestra la necesidad de ese regimen. Además, necesitamos tener visión directa del orador y de la sala y que haya aire en cabina. Demasiadas veces no lo hay y nos agotamos.
13.¿Es menos precisa la traducción que la interpretación?
No necesariamente. Es cierto que el traductor dispone de todo el tiempo del mundo y la posibilidad de investigar en diccionarios, documentos de referencia, glosarios e Internet. El intérprete prácticamente no dispone de tiempo. Sin embargo, un intérprete de calidad media puede garantizar una fiabilidad del 99% si realiza una traducción a la vista, o sea si se le ha distribuido el discurso con antelación. La interpretación simultánea es otra cosa. Ahí entran en juego muchos factores aunque un buen intérprete puede garantizar también la fidelidad total de la mayor parte de los discursos que tenga que interpretar aunque no se le hayan distribuido pero acabará agotado y su rendimiento bajará.
14.¿Son imprescindibles los intérpretes? ¿Está justificado el coste de la interpretación?
En una lengua extranjera uno dice lo que puede; en la propia lo que quiere. Lo que siempre recomiendan los intérpretes a los delegados es que, si es posible, hablen en la lengua que mejor conozcan.
El mercado de la interpretación está dividido en institucional (organizaciones internacionales) y privado (conferencias profesionales, reuniones de hombres de negocios, etc). En este último es imprescindible por razones evidentes que haya interpretación puesto que a sus reuniones asisten profesionales monolingües o que tienen solamente conocimientos rudimentarios de una segunda lengua. Pero incluso, en reuniones de organizaciones internacionales es imprescindible la interpretación. Si se da por hecho que los diplomáticos por la naturaleza de su trabajo hablan al menos inglés aparte de su lengua propia, se podrían celebrar (como de hecho se hace) reuniones en inglés en las que llevarían ventaja los que la tienen como lengua nativa como sucedía con el francés cuando era la lengua de la diplomacia. Sin embargo, del total de reuniones que se celebran anualmente en organizaciones internacionales las integradas únicamente por diplomáticos son minoría. Además, los diplomáticos no conocen todas las lenguas. E incluso en el mercado institucional no son solo diplomáticos los oradores y oyentes. En el PE hay diputados, elegidos no por su conocimiento de lenguas extranjeras sino porque representan al pueblo. Incluso a reuniones de organizaciones como la OSCE, asisten representantes de la sociedad civil o expertos de las capitales.
Muchos piensan que los intérpretes ganan demasiado. ¿Se puede prescindir de ellos y ahorrar en estos tiempos de crisis? Por supuesto que se puede. Como hemos dicho antes, también se podría prescindir de los militares, los diplomáticos, los profesores, los fontaneros, etc, pero el mundo no sería lo que es hoy día. Cuando se creó la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya, en 1997, cuenta Loreto Bravo, la que fue durante muchos años jefa de su servicio de conferencias, su superior, un diplomático, le dijo muy preocupado que las delegaciones consideraban que el coste de la interpretación era demasiado elevado y que si le parecía factible la sugerencia de un delegado de contratar a estudiantes de interpretación para reducir gastos. Loreto le dijo que le parecía una idea estupenda siempre y cuando las delegaciones de los Estados Parte también las integraran estudiantes de las correspondientes escuelas diplomáticas. Evidentemente, en cuanto el mensaje fue transmitido a las delegaciones se abandonó la idea. Añadamos a esto que en la Unión Europea se realizó un estudio sobre el coste de su servicio de traducción e interpretación y se llegó a la conclusión de que celebrando más de 11.000 reuniones anuales y siendo el mayor servicio de interpretación del mundo el coste anual para cada ciudadano europeo asciende a 0,21 euros por ciudadano al año[3].
16.¿Dónde se puede encontrar más información sobre el trabajo de los intérpretes?
- Consejos para oradores: Unión Europea (https://ec.europa.eu/dgs/scic/working-with-interpreters/index_en.htm); Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencia https://aiic.net/ViewPage.cfm/article14); Organización de las Naciones Unidas (https://www.unog.ch/80256EE60057CB67/(httpPages)/13CDB64A88622B35C1256F2D0056F38D?OpenDocument).
- Películas: “Smart speaking at international meetings” at https://www.calliope-interpreters.org/en/call_movie_uk.htm. Se trata de un breve vídeo animado con consejos para oradores en conferencias internacionales; “The Whisperers” by David Bernet and Christian Beetz. Película sobre la interpretación de conferencias desde los juicios de Nuremberg hasta nuestros días.
- Otros: Código de ética profesional de la AIIC en (https://aiic.net/ViewPage.cfm/article24); la interpretación en la ONU en (https://www.unog.ch/80256EE60057CB67/(httpPages)/2C87D748E41A2E3880256EF800496BF2?OpenDocument); artículo de prensa sobre la dificultad de la interpretación en la ONU (https://www.rferl.org/content/UN_Interpreters_Make_Sure_Nothing_Is_Lost_In_Translation/1995801.html).
- Artículos diversos sobre la interpretación en www.javierdelpino.com.
[1] Informe de Gordon-Finlay “Telephonic interpretation en Baigorri Jalón, Jesús: La interpretación de conferencias: el nacimiento de una profesión. De París a Nuremberg, Granada: editorial Comares, 2000
[2] La calidad del sonido en cabinas de interpretación está estrictamente regulada según normas ISO. Véase https://aiic.net/ViewPage.cfm/page587.htm.
[3] https://ec.europa.eu/dgs/scic/about-dg-interpretation/index_es.htm
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